domingo, 3 de agosto de 2008

Yo elijo pagar / Manuel Alvarado

Yo elijo pagar / Manuel Alvarado


Sería fácil, relativamente cómodo y no muy problemático defnitivamente no pagar el crédito universitario. Estaría en el bando de miles de jóvenes como yo que en algún momento, más temprano que tarde, dejaron de creer en el sistema educacional chileno y se sienten respaldados por sus experiencias personales de abusos e injusticias.

Recuerdo bien el día en que pedí por primera vez el crédito universitario. Hijo de un diseñador grafico, que había estudiado en el DUOC, cuando se autollamaba departamento universitario obrero campesino (ya no sé si alguien recuerda eso) y de una esforzada dueña de casa, hermano de una joven recién salida de la educación media; imaginé sería tarea fácil obtener lo que ingenuamente creía como hijo de la educación pública, tenía derecho.

¿ Cuál fue el resultado? 5% de crédito, ese fue el número miserable que me dieron para pagar los 2 millones y medio anuales de la carrera de medicina en la universidad de chile. En esa época el sueldo mínimo apenas sobrepasaba los 100 mil pesos y mi viejo se sacaba la cresta para ganar 300 mil pesos mensuales.

Ira, pena, desilusión, un montón de sentimientos oscuros se anidaron en mi corazón y me hizo comprender que el mundo no era lo que yo soñaba en las aulas de mi colegio, ahí mismo se me endureció un poco el corazón, desgraciadamente no fue la última vez en mi recorrido por la universidad.

Pasó un buen tiempo antes que me dieran el 20% del crédito, no sin antes mentir sobre muchas cosas, para así ponerme a tono con el sistema y pudrirme junto a él.

Obviamente no es este el objetivo de esta pequeña nota, pero nunca supe que pasó con mi dinero depositado sagradamente por mi familia e hipotecado en mi futuro laboral, nunca recibí informes, ni una cuenta detallada de cada peso que coloqué en la gran universidad de chile. Y no pido nada del otro mundo, es lo mínimo que uno espera desde pagar por un pedazo de pan hasta pedir un crédito en un banco; al parecer la caja de pandora, secreta y escondida de la casa central tiene una mecánica interna distinta.

Por supuesto participé en las marchas incontables, miserables, pero necesarias y dignas al fin y al cabo en pro del crédito universitario. La verdad es que pocos compañeros pobres, realmente pobres encontré en medicina pues es una carrera de elite. Que conste estoy seguro como que tengo brazos, que la estupidez se distribuye por igual entre los con plata y los sin plata así que por ahí no va la respuesta a esta segregación. Sin embargo en otras carreras y otras sedes sí habían casos que realmente rayaban la exasperación y no quedaba más que meterse en el bolsillo la clase de anatomía y el cuco de un rojo más, para ir en busca de algo más importante que una nota y que finalmente hacen de uno un universitario y no un parvulario de la educación ( con disculpas a los parvularios revolucionarios que se niegan a ser amaestrados).

Hoy ya soy profesional, tengo un sueldo por sobre la media y cierro los puños para decir: yo elijo pagar, elijo no deberle ningún sucio peso al estado de chile y menos a la “Universidad” de Chile ( de Chile????), elijo pagar por mis compañeros que necesitan ese dinero para que el sistema que sé no funciona les dé un poco mas de tiempo y de oxígeno para seguir estudiando; en fin elijo pagar pues siento que muchas veces me corrompí por la universidad, me enlodé el corazón por este sistema educacional, y esta vez quiero decir NO. No me han logrado romper la dignidad ni mi humilde pero tozudo sentido de responsabilidad, elijo pagar, elijo consecuencia, elijo solidaridad.

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