domingo, 3 de agosto de 2008

No lucrar con la educación / Santiago Mora

No lucrar con la educación / Santiago Mora

Se hace necesario explicar esta premisa para poder demostrar de que no se trata de flores y poesía, ni tampoco de ilusiones o recuerdos añejos del pasado, sino una necesidad concreta y actual.

Hoy en día, el Poder y el Gobierno se han aliado para dar un paso trascendente y cuestionable. Al declarar que es posible lucrar con las instituciones educativas (en particular con las universitarias, como se planea hacer ahora), se le avecinan a la sociedad una serie de problemas.

Si mañana puedo abrir una Universidad para ganar dinero, es evidente que las carreras que decida impartir no serán por un criterio de necesidad nacional, sino de mercado. Se abrirán carreras “baratas”, con un bajo costo al impartir, así como carreras que se encuentren “de moda”. Esto conllevara tarde o temprano a la saturación del campo laboral en ciertas profesiones, fenómeno demostrado en la práctica con el caso de Periodismo o Publicidad. La gran oferta de profesionales, y la poca demanda de la profesión genera un margen de cesantes, que tienen una gran utilidad para el empleador, pues así dispone de un elemento de presión frente a sus empleados, a los que les va a pagar poco bajo amenaza de despido y un rápido reemplazo.

Por otro lado, la existencia de Universidades como generadoras de ganancia para un empresario es incompatible con la generación de conocimientos y profesionales en función del país, y por lo tanto del progreso en general. Es posible que la investigación, pilar fundamental de la labor universitaria, ahora pase a ser completamente auspiciada por empresas privadas, por lo que los nuevos conocimientos también tendrán un dueño. No serán de acceso público, ni de bajo costo, pues esa información se entenderá solo como mercancía. O como un medio de producción para que la empresa auspiciante elabore nuevos productos, y nuevas ganancias. De esta forma, esta “nueva” Universidad se potencia aun mas como instrumento de dominación y de generación de riqueza para unos pocos.

Tampoco esto es un hecho nuevo, sino la agudización de una situación que hoy en día si ocurre con la investigación universitaria, pero a escala menor; así que también esta demostrado como camino factible.

Es posible, sin embargo, que algunas Universidades sigan siendo fundaciones “sin fines de lucro”. Esta denominación es muy cómoda para los empresarios que utilizan la Triangulación de fondos, como una forma de evitar los impuestos. Básicamente consiste en que (por ejemplo) Juan Gómez, dueño de una inmobiliaria, “regale” un edificio a la Fundación Educacional JG, con lo que evita pagar impuestos al Estado por haber hecho una donación a una institución sin fines de lucro. El hecho de que el presidente de la Fundación JG sea José Gómez, el hermano de Juan, y que gane dinero con la Universidad JG, sería solo una casualidad.

En su discurso de bienvenida a los mechones 2008, nuestra decana, Dra. Cecilia Sepúlveda, expreso la siguiente idea. Nuestra Universidad de Chile se ve enfrentada a pelear en desventaja contra otras instituciones que no tienen restricciones a la hora de cobrar aranceles mas altos, abrir mas cupos y nuevas carreras, ni hacer negocio engañando a jóvenes y familias que han sido adoctrinadas en la creencia de que un título universitario asegura trabajo, prestigio y mucho dinero.

Este enfrentamiento amenaza con quebrar la voluntad universitaria de no negociar. Cuando finalmente la Comunidad se rinda, vendrán los altos costos de la educación y una elitización vertiginosa, que hasta ahora a sido lenta. No todos accederemos a la Universidad, sino quien pueda pagarla (o endeudarse mucho).

Es importante no lucrar con la educación. De otra forma, se hará un hecho cada vez mas grave la concentración de las riquezas y el poder en manos de una minoría. Y eso hace peligrar a las instituciones que siguen postulando que la educación es un instrumento liberador y una propiedad común; socializada y no privada.

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